La investigadora española Amparo Ruiz Carretero, actualmente investigadora permanente en el Centro Nacional de Investigación Científica de Francia (CNRS) y líder del grupo SYCOMMOR, dedicado a la síntesis y el estudio de materiales para electrónica orgánica, ha conseguido volver a España gracias al competitivo Programa Atrae. Con esto, la investigadora se incorporará en septiembre de 2025 al Instituto de Ciencia de Materiales de Madrid, perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
El Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades (MICIU), a través de la Agencia Estatal de Investigación (AEI), ha publicado este lunes la resolución de concesión de la convocatoria 2024 del Programa ATRAE, que destina 30 millones de euros para la contratación en España a 31 científicos y científicas líderes mundiales en sus campos que hayan desarrollado recientemente su trabajo en el extranjero. Gracias a esto, Ruiz Carretero podrá reincorporarse al sistema español de ciencia con un contrato de cuatro años que incluye, además, la contratación de dos investigadores postdoctorales y la puesta en marcha de un nuevo laboratorio en el ICMM-CSIC, donde es investigadora visitante desde hace unos meses.
Ruiz Carretero es química orgánica y trabajará en el ICMM para la creación de células solares orgánicas con una clase de compuestos llamados 'quirales': "Son imágenes especulares que no se pueden superponer porque no tienen ningún plano de simetría, como una hélice; es lo que pasa con el ADN", explica la investigadora.
Ella, que ya está colaborando con grupos del ICMM como el de Materiales Supramoleculares y Multifuncionales (a través, especialmente, de Berta Gómez-Lor) y el de Fundición 2D (con Carmen Munuera), propone esta nueva estrategia para conducir cargas en placas solares y conseguir, de esta manera, energía sostenible a un mayor nivel.
"Vamos a trabajar el llamado 'efecto CIS', que nunca se ha aplicado a la fotovoltaica orgánica", explica la investigadora. "La ventaja de usar materiales orgánicos es su flexibilidad, pues podemos ponerlos en todo tipo de sustratos; y, además, como químicas, podemos diseñarlos como queramos y darles las funcionalidades que necesitamos". Ruiz Carretero defiende que las moléculas orgánicas tienen muchísimas posibilidades, pero reconoce que aún no se ha conseguido que produzcan energía al nivel del silicio, por ejemplo.
Ahora bien, su trabajo mira en el medio y largo plazo: "Si miramos las previsiones de necesidades de energía de aquí a 30 años, no tendremos capacidad de responder a la demanda. Por eso buscamos un material alternativo, un material al que llegaremos con técnicas de miniaturización y con métodos de química sostenible", concluye la investigadora.
La ministra de Ciencia, Innovación y Universidades, Diana Morant, ha destacado que “en el Gobierno de España tenemos claro que el futuro pasa por impulsar y apoyar la investigación y, por eso, estamos haciendo una apuesta sin precedentes por atraer y retener talento científico en nuestro país”.
“Somos un país de ciencia gracias al esfuerzo de nuestra comunidad científica, que pone el conocimiento al servicio de los retos más importantes a los que nos enfrentamos, como el cambio climático o la respuesta a las emergencias. Y, también, gracias al compromiso de este Gobierno, que va a seguir trabajando para crear más y mejores oportunidades para nuestros investigadores/as”, ha asegurado la ministra.
La finalidad de la convocatoria es facilitar la incorporación de talento investigador consolidado, de reconocido prestigio internacional y que haya desarrollado recientemente un periodo relevante de su actividad profesional en el extranjero, para avanzar hacia un sistema español de I+D+I más competitivo a nivel nacional e internacional.
Del total de las ayudas, 11 son para mujeres (el 35,5%), el 65% para investigadores/as de nacionalidad española y el 35% para personal extranjero (5 de EEUU, 1 de Suecia, 1 de Italia, 1 de Alemania, 1 de Venezuela, 1 de Canadá, 1 de Francia).
Respecto a las entidades beneficiarias, el 48% (15 ayudas) son para universidades, el 32% (10 ayudas) para el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), y el 20% restante para distintos centros de I+D+I.