María Jesús Ramírez en el laboratorio

María Jesús Ramírez ya lo tiene todo listo: este jueves, 27 de marzo, defiende la tesis doctoral en la que ha estado trabajando los últimos años. El título es 'Estudio de cátodos de LiCoO₂, o cobaltita de litio, crecidos por técnicas físicas con láser pulsado para su aplicación en baterías', y el trabajo ha estado tutorizado por Celia Polop, del Departamento de Física de la Materia Condensada de la Facultad de Ciencias de la UAM, y supervisado por Enrique Vasco, del Instituto de Ciencia de Materiales de Madrid, dentro del Grupo de Nanoestructuración Superficial para Comunicaciones Espaciales y Terrestres.

¿Por qué decidiste ser científica? ¿Quiénes han sido tus modelos a seguir?

De la física siempre me llamó la atención que era una materia muy lógica. Sobre todo cuando esas leyes lógicas entran en conflicto con la intuición o las experiencias sensibles, como ocurre en física cuántica, y eso despertaba mi curiosidad. A la hora de decidir qué estudiar en la universidad, esta faceta fue la que me hizo decantarme sobre las demás. Una vez ya en la cerrera científica, perseguir la curiosidad te acaba atrapando y continuando con un máster y doctorado.

No diría que tengo un modelo a seguir en particular, y definitivamente ningún científico o científica famoso me motivó a seguir este camino. Pero sí admiro a muchas mujeres que han conseguido tener una carrera científica exitosa a pesar de contar con recursos limitados. No solo a nivel profesional, sino también en el ámbito personal, logrando un equilibrio difícil de alcanzar.

¿Por qué elegiste el ICMM para tu doctorado?

Tengo entendido que el ICMM uno de los más grandes del CSIC, al menos en Madrid. Su cercanía con la universidad permite una estrecha relación tanto en colaboraciones como en el uso de servicios, facilitando enormemente la transferencia de conocimiento. Además, al formar parte del CSIC, cuenta con todos los recursos del organismo de investigación pública más importante en España.

¿Cómo explicarías tu investigación a una audiencia no científica?

Mi trabajo consiste en sintetizar un material que se utilizará como cátodo en una batería. Para ello, uso un sistema de crecimiento que me permite transformar un material en polvo o pellet en un material cristalizado con propiedades específicas. Con el objetivo de mejorar su calidad, analizo estas láminas para caracterizarlas en términos de composición, morfología y rendimiento electroquímico, asegurándome de que realmente puedan usarse en una batería. Una vez tengo esa información, ajusto los parámetros de cristalización para optimizar su rendimiento.

¿Cuáles son las principales aplicaciones de tu investigación? ¿Podrías darnos un ejemplo?

La aplicación más directa es en baterías, aunque el objetivo principal no es solo su implementación, sino comprender el proceso de crecimiento y los desafíos asociados. Esto permite integrar este material con otros y mejorar diferentes aspectos de una batería, como el rendimiento, la capacidad, la seguridad y la densidad energética.

¿Qué lecciones has aprendido aquí? ¿Cuál valoras más?

He aprendido muchísimo, especialmente en el uso de múltiples técnicas de caracterización, entendiendo su funcionamiento y adaptando los experimentos para obtener respuestas a las preguntas que quiero resolver.  

Sin embargo, lo que más valoro es la parte interpersonal de la investigación. He trabajado y colaborado con muchas personas, y tener una buena relación es fundamental. No me refiero solo a mis compañeros de laboratorio (a los que adoro y considero amigos), sino también a todas las personas que hacen posible el trabajo diario: desde quien vacía las papeleras hasta los técnicos de taller o SEM, que son los verdaderos expertos. Yo puedo tener una idea en la cabeza, pero son ellos quienes permiten hacerla realidad. Una buena relación facilita enormemente el trabajo y el ritmo de investigación.

¿Cómo crees que esta experiencia contribuirá a tu formación y a tu futuro?

Me llevo un gran entrenamiento en una técnica de crecimiento que es aplicable a otros métodos similares, además de experiencia en varias técnicas de caracterización utilizadas en distintos campos. La física de la materia condensada es un área extraordinariamente amplia, con multitud de posibilidades, lo que me da una gran versatilidad tanto en el ámbito científico como en la industria privada.

¿Cuáles son tus planes una vez que termines tu doctorado?

Por suerte, ya estoy trabajando como investigadora en el ICIQ, que, aunque es un instituto de química orgánica, también trabaja con materiales. Aquí puedo destacar gracias a mi experiencia en sistemas de crecimiento y caracterización de láminas. Mi plan es orientarme hacia un ámbito más industrial pero sin dejar de ser investigación, enfocado en escalar y comercializar los sistemas o materiales desarrollados en el laboratorio.