Gloria Platero

Es una experta reconocida internacionalmente en el campo de los semiconductores. Acaba de ser nombrada presidenta de la Comisión de Semiconductores de la Asociación Internacional de Física Pura y Aplicada (IUPAP), y vicepresidenta de la misma asociación. Pero no solo esto: a final del 2024, ha sido reconocida con el premio Emmy Noether de la Sociedad Europea de Física (EPS) por sus contribuciones en el área de la ingeniería de Floquet y de los materiales cuánticos y por su trabajo de supervisión de jóvenes investigadores e investigadoras, así como por motivar a la mujer en la Física. Hablamos de Gloria Platero, profesora de investigación en el Instituto de Ciencia de Materiales de Madrid (ICMM-CSIC).

En un despacho repleto hasta donde los ojos llegan de documentación (revistas, papers), una pizarra llena de ecuaciones, dos mesas para ella y una tercera para un nuevo investigador postdoctoral que acaba de acoger. Así nos recibe la investigadora, que rememora sus inicios en el mundo de la física y reflexiona sobre la carrera científica, la suya y la global. 

¿Qué implica para usted el reconocimiento Emmy Noether de la EPS?

Me hace mucha ilusión porque es un reconocimiento a la labor de una persona, una mujer, que lleva muchos años trabajando en física. Porque además no ha sido lo mismo hacer física en España que en otros países europeos: aquí la situación de la ciencia ha sido bastante pobre durante muchos años, antes no había proyectos ni becas europeas. 

¿Cómo valora que este reconocimiento no sea solo a su carrera como investigadora, sino que destaca también su papel como ‘rol model’ de otras mujeres en física?

Lo valoro mucho. Creo que es importante que haya referentes, investigadoras activas que animen a las más jóvenes a elegir el fascinante camino de la investigación.

¿Tuvo apoyo de su familia en sus inicios? 

Mis padres me apoyaron mucho. Tuve mucha suerte porque mi madre era matemática. Además, mi padre, ingeniero de caminos, era una persona a quien le encantaba la física y la ciencia. Estuve en un ambiente familiar de apoyo a la ciencia.

¿Cómo fue su infancia en ese sentido?

Me acuerdo de que me compraban unos tebeos que había: “Vidas Ilustres”. Salían los domingos y hablaban de la vida de científicos, ingenieros, médicos, escritores…Además, vi una película sobre la vida de Marie Curie que despertó mi ilusión por ser investigadora: lo veía algo como mágico, como algo que te llevaba a descubrir.

¿Qué recuerda de sus maestras o maestros?

En mi colegio tuve una profesora de química excelente y fue con ella con quien me apareció la curiosidad por saber qué había dentro del átomo. El profesor de física, sin embargo, en COU, lo primero que nos dijo fue que qué hacíamos las mujeres estudiando física quitando puestos de trabajo a los hombres. Dejó de hacer estos comentarios después del primer examen, cuando las chicas sacamos mejores notas que los chicos.

Guau, esa anécdota lo tiene todo.

Sí, bueno... Hay algunos momentos que se te quedan ahí, sí.

Gloria Platero

Y ya comenzó tu carrera en físicas. 

Sí, fue una época convulsa, con muchas huelgas, y prácticamente teníamos que estudiar por nuestra cuenta. El primer año cambiaron el calendario y el curso duró de enero a junio. Muchos de los que empezaron dejaron la carrera ese primer año.

¿Y siempre se encaminó a la física teórica?

Si, me interesaban la física de partículas, la mecánica cuántica, la física de la materia condensada… y al final hice la tesis en este último campo, que es en el que trabajo todavía. Hice la tesis con Federico García Moliner, uno de los pioneros en trabajar este tema en España. Yo conseguí una beca del ministerio y eso me dio bastante independencia, tenía compañeros excelentes pero también hubo periodos que no lo pasé nada bien. Y bueno, cuando acabé realicé una estancia posdoctoral becada por la OTAN en Grenoble, en el instituto Max Planck, fue un periodo muy gratificante.

¿Y cómo fue su carrera? Tiene bastante renombre internacional

Al volver de la estancia posdoctoral, comencé a trabajar en el transporte cuántico en nanoestructuras, y el efecto de campos periódicos en el tiempo en el transporte y en las propiedades de la materia, lo que se conoce como ingeniería de Floquet. Me invitaron una vez a dar una charla en un congreso, y ahí conocí a un investigador alemán que me invitó a su centro y a colaborar en proyectos europeos, y así empecé a participar en esos proyectos en los que participaban grupos de excelencia con investigadores como Klaus von Klitzing, que es premio Nobel. Tuve muchas oportunidades de conocer gente y de interaccionar con experimentales, y también de poder proporcionar a mis doctorandos ese tipo de ayudas de las que yo no pude disfrutar, porque antes no las había.

Es experta en tecnologías cuánticas, ¿qué podremos esperar en los próximos años? 

Muchos grupos de todo el mundo investigan en este campo, que avanza rápidamente. La cuántica es algo que está en nuestras vidas, que existe y que afecta también a las tecnologías clásicas. Con respecto al ordenador cuántico, hay distintas plataformas para su implementación, pero problemas como la escalabilidad aún no están resueltos, hay todavía mucho trabajo que hacer. Aunque haya aplicaciones no inmediatas, el hacer investigación en este campo va a dar lugar a muchos descubrimientos a nivel fundamental.

Pasemos al tema de ser ejemplo de mujer en física: ¿por qué considera tan importante el mentorazgo, especialmente a chicas?

Primero porque creo que la formación es una de nuestras labores. Y, segundo, porque los jóvenes que comienzan a investigar me transmiten mucho entusiasmo, me encanta esa ilusión con la que llegan y me gusta apoyarles para que cumplan con su ilusión de hacer investigación.  Ya hablando en concreto de mujeres, me parece muy importante apoyarlas porque nuestra situación ha sido siempre complicada. 

Gloria Platero

¿Algún ejemplo?

Por ejemplo, he oído comentar muchas veces por investigadoras que cuando una investigadora joven pregunta en un seminario o en una discusión se le critica más que a sus compañeros si son ellos los que preguntan (que a veces lo hacen por lucirse). Esto, entre otras muchas cosas, hace que las mujeres participen menos en las discusiones y se sientan más inseguras. Comentarios como: ¿viene hoy con la minifalda tu estudiante?, son inapropiados y eran recurrentes en años pasados, ahora ya son inimaginables. Y luego otra cosa, lo que tiene que ver con el planteamiento familiar, con conciliar el tener una relación e irse a una estancia posdoctoral, este es un tema del que he hablado muchas veces con jóvenes investigadoras.

¿Qué se siente cuando ve a las que fueron sus alumnos triunfar por todo el mundo?

Me siento muy orgullosa, es lo que más valoro de mi labor en todos estos años como científica. Porque hago investigación, he dado clase en universidad, pero que de todo ello hayan salido investigadores que son altamente reconocidos… es un orgullo, pero el mérito es suyo, yo participo en su formación inicial y con mis colaboraciones internacionales. A mí me escriben de otros centros europeos para preguntarme si puedo enviarles estudiantes de doctorado. Ya te digo, yo disfruto y aprendo mucho discutiendo con ellos y, además, con la mayoría de ellos sigo en contacto.

Cuando usted llegó a la carrera casi no había mujeres, y ahora incluso tiene exalumnas que son catedráticas. ¿Cómo describe la situación de la mujer en la ciencia?

Ahora somos muchas más, pero tenemos el doble de trabajo que los hombres, porque estamos en muchísimos paneles y tribunales. Claro,  se ponen cuotas para que haya mujeres que evalúen, y es muy importante y necesario, y yo lo hago consciente de ello, pero de momento somos todavía pocas y, al final resulta que el número de comités es tal, que es inasumible y no nos deja tiempo para nuestro trabajo, que es investigar. Necesitaríamos apoyo de personal, como algún investigador posdoctoral en el grupo, que nos ayudase a conciliar ambas tareas.

Sigue habiendo pocas chicas en estas carreras técnicas, ¿qué cree que se puede hacer?

Creo que es importante que haya referentes de mujeres científicas en los libros de texto, que haya buenas profesoras, visibilizar la labor de las científicas y educar, no solo para motivar a las niñas y a las chicas, sino también para educar a los chicos y a las familias. Todavía hay mucho que hacer. Además, creo que también es muy importante que las mujeres se apoyen entre ellas.

Gloria Platero en su despacho

Claro, sororidad

Y también las mujeres científicas tienen que tener cuidado de no quedarse a la sombra de nadie después de hacer la tesis, y menos aún después del periodo posdoctoral, porque eso también es muy típico y sigue pasando. Todas hemos tenido esa posibilidad, pero no: tú tienes ya que desarrollar tu propio grupo de investigación.

Escuchándola hablar sobre su carrera me llama la atención que la palabra que más dice es ‘duro’ o ‘difícil’.

Es que es así. Yo he disfrutado y disfruto muchísimo con mi carrera. Pero es verdad que he tenido problemas y conflictos serios, incluso laborales, antes de comenzar mi periodo posdoctoral, y situaciones desagradables también posteriormente, ya como científica profesional en Madrid y con una plaza fija. Recuerdo etapas en las que, cuando llegaba a mi casa por la tarde, me preguntaba: ‘¿qué he hecho yo para que me traten así?’. Achaco esos comportamientos a mi condición de mujer investigadora  independiente. Esto cambió en un cierto momento, he tenido y tengo compañeros estupendos, los comportamientos negativos son comportamientos particulares, el consejo es apartarse en lo posible de los que se comportan así.

¿Una conclusión sobre su carrera?

Que siento mucho que en un año seré emérita. Aunque seguiré trabajando lo que me dejen, ya hay muchas convocatorias en las que no puedo participar. Investigar me divierte, me hace sentir joven y, además, tengo una gran familia internacional a quien me gustaría seguir viendo y me gustaría seguir supervisando a jóvenes investigadores.